Minientrada

El último Elvis Presley: el corazón de los hombres, la voz de Dios. 

By: Fernando Navarro

Fernando Navarro es Redactor del diario El País y colaborador habitual del suplemento cultural Babelia, las revistas Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Es autor del libro Acordes rotos. Retazos eternos de la música norteamericana (66 rpm). Cree en el verso de Bruce Springsteen: «Aprendimos más con un disco de tres minutos, que con todo lo que nos enseñaron en la escuela»    |

03 de diciembre de         2013    

Elvis_Presley_37167300  

“Elvis fue el turbulento agitador solitario que conquistó el mundo”. Bob Dylan

La caricatura es tan conocida que desde hace mucho tiempo es una especie de icono gracioso y extravagante en el mundo entero. Aquel hombre, vestido con un mono blanco de gemas encastadas y una espléndida capa enjoyada, inspirada en el cómic del capitán Marvel, no para de mover las caderas. Al contoneo, le acompaña sin agitarse pero con afán de presidencia su asombroso pelo negro, teñido y engominado. Aquel hombre con su supertraje, al más puro estilo de las viejas estrellas de la música country, era la joya de Las Vegas, poniendo en el mapa mundial el hotel Intercontinental donde empezó a ofrecer sus majestuosas actuaciones. Aquel hombre era Elvis Presley.

 

La caricatura que Elvis hizo de sí mismo en los setenta ha pasado a la memoria colectiva como un icono de la caducidad y la decadencia del rock. Hablar de ese Elvis es hablar del fracaso humano de una persona que acabó muerto, drogado de pastillas, en el baño de su mansión, popularmente conocida como Graceland. Fuera de control, arruinado emocionalmente, desfasado artísticamente por toda una generación de músicos y perdido en una vida de lujo y espuma. Cierto: aquel hombre era un chiste, un mal chiste, un triste chiste del gran detonador que alumbró la fascinante historia del rock’n’roll. Pero aquel hombre no estaba muerto aún. Para nada. Aquel hombre latía por encima de las posibilidades de este mundo. Eso es lo que se suele olvidar u obviar en la historia de Elvis Presley

Elvis_AlohaContra el fastidioso tópico, contra los prejuicios, contra el viento y la marea, soy de los que afirma que aquel hombre del supertraje, que al final de cada canción estiraba sus brazos como un pavo real sobre el escenario, cantaba aún con una fuerza sobrenatural. Lo digo, aunque se me rompan las vestiduras: aquel hombre merece ser escuchado, vivido, sentido, más aún que, en estos tiempos de consumo rápido, no hay espacio para profundizar más allá de los lugares comunes o que cualquier pelagatos con un hilo de voz insípida pasa por el nuevo cronista de a saber qué historieta. 

Aquel Elvis no es el joven rockero rompecaderas, seductor y refrescante que maravilló al mundo, el que los mitómanos del rock’n’roll prefieren recordar, sino el hombre perdido que empezaba en los setenta a buscar una salida imposible en la ingestión de todo tipo de barbitúricos y se escondía detrás de sentimentales canciones. Pero, si uno se acerca a ese Elvis, descubre a un gran mago de la música, capaz de levantarte del suelo con un lamento, con un suspiro, arrebatándote con su voz pasional. Dicho de otro modo: el Elvis Presley ridiculizado entonces por los jóvenes de la contracultura y por la mayoría de oyentes actuales es una voz capaz de llevarte a un mundo desconocido. Aquel Elvis grabó discos que poco tenían que ver con el fuego del rock que él encendió pero que, en su estilo, son un derroche de emoción. Álbumes como Elvis Country, publicado en 1971, dejan sin palabras por las producciones mayúsculas que combinan con guante de seda con su poderosa voz.   

 

Es muy difícil explicar sensaciones que son más fuertes que las palabras, pero todavía tiemblo como la primera vez cuando me encierro en esas canciones que Elvis grabó y tocó en directo en los setenta. Son canciones que se sitúan en un terreno apenas transitado donde el rock, el country, el soul y el góspel entran en simbiosis en la garganta de Elvis, como si el infinito y la energía oculta del universo se concentrasen en esas composiciones que terminan por explotar en un big bang de metales, cuerdas, coros y el canto paradigmático de ese hombre, criado en East Tupelo y que se hizo músico en Memphis después de ir a grabar una canción para regalar a su madre. En Elvis Now, publicado en 1972, aquel hombre radia tanta soledad sentimental en canciones como Sylvia que el tiempo y el espacio se pierden en un clímax estratosférico. 

  

Fue Bob Dylan quien escribió en su libro Crónicas que “Elvis elevaba las canciones a otra órbita”. Dylan se refería al joven Elvis que irrumpió como un volcán en erupción en la sociedad norteamericana a mediados de los cincuenta, cambiando el paisaje de Norteamérica para siempre. La música, la cultura popular, los jóvenes de la generación más inquieta y hedonista que se conoció hasta entonces, empezando por toda una legión de nuevos músicos, todos esos jóvenes que siguieron su estela cegadora de inocencia, ritmo vicioso y carisma, todo eso cambió. No fue el primero, pues por ahí andaban Little Rirchard y otros, ni fue el último. Pero no hubo vuelta atrás desde su aparición. Porque no la hay cuando entras en contacto con algo superior al ambiente de rutinas y desajustes que te rodea.  

De hecho, Dylan decía también que Elvis tenía el don de hablarte directamente, saltándose todos los filtros del mundo convencional. Con su fuerza sobrenatural, Elvis era como la voz de Dios para un chico de un pueblo cualquiera de un lugar cualquiera de un mundo cualquiera. Era la voz que te hacía sentir vivo cuando la vida carecía de significado, plagada de preguntas abrumadoras y respuestas decepcionantes o, lo que es peor, de mentiras. Allí donde había barreras morales, tabús sociales, dudas existenciales, miedos fundados, allí, donde nadie llegaba, llegaba Elvis, príncipe del white trash y paleto del Sur, tal y como las clasistas élites culturales y sociales norteamericanas le hicieron sentir toda su vida hasta su descomunal éxito. 

Pero nadie, incluido el puño de hierro del Coronel Parker, hizo menos por Elvis que el propio Elvis, que se dejó caer en su espiral infernal de dinero y fama, que nunca superó la muerte de su madre y protectora y que se empeñó en alimentar al monstruo del show business que había creado. Es en esa espiral donde aparece el hombre intentando sobrevivir frente al asfixiante personaje. Es ahí donde Elvis fracasa humanamente en su intento de cumplir las expectativas de todos, de ser el que todos querían que fuera. Un tipo perdido y atormentado pero que todavía hallaba en la música la redención y el refugio espiritual que no le daba la vida, su vida. Puede que, en su estado de enajenación emocional, haya que escucharlo como a un Quijote delirante hablando de locas aventuras de caballerías, molinos y gigantes. Pero allí, donde la realidad y los sueños se entremezclan con la virtud de algo supremo, como decía Jorge Luis Borges sobre el ingenioso hidalgo, allí es donde Elvis, combinando dolor y esperanza, liberando con intensidad sus emociones más profundas, nos ofrece algo espiritualmente único en canciones como Can’t help falling in love, I can´t stop loving you, My way, Unchained melody, I just can’t help believing o The wonder of you. Canciones que en directo supo hacer brillar en un espectáculo pensado a su medida, con el acompañamiento de grupos de soul como los Sweet Inspirations o formaciones gospel como los Imperials o los Stamps.  

 

Peter Guralnick, que escribió Último tren a Memphis, la mejor biografía que se puede leer sobre la vida y la obra del músico, asegura que Elvis se fue desvaneciendo al tiempo que construyó «un caparazón donde alojar su soledad». Pero el mismo Guralnick también afirma que «el público siempre reconoció en Elvis un alma gemela”. Porque, al cantar, llegaba al fondo, a la esencia. Te atravesaba. Según el propio Guralnick, su don era su corazón. Cantaba con todo el corazón, entregado a su verdadera causa existencial y a su fin, que era la música. Por eso, oír el mensaje de Elvis escondido en su música era oír la proclamación de las emociones, de la vida en todos sus vértices. 

Pero, como es bien sabido, en los setenta, Elvis, un hombre creyente pero sobre todo de una gran profundidad espiritual, iba en caída libre hacia el precipicio. Representaba la ansiedad de todo Estados Unidos. El mismo hombre que compraba coches para todos y por doquier, que se hacía cargo de todos los gastos de todo su patético séquito de amistades, que adoraba las armas y comer hamburguesas, que estaba obsesionado con la seguridad y con el miedo a decepcionar, a que todos supiesen lo frágil que en realidad era, ese mismo hombre era el que abría su corazón sin corazas, sin cortapisas, lleno de algo que no tiene nombre, y te hacía suyo. Elvis te invitaba a compartir el choque de constelaciones que era su alma y una vez que lo conocías quedabas maravillado con la supernova de su luz. Por eso, sobrecoge escuchar el dramatismo que desprende su música en esa época de su vida. Y, a pesar del traje a lo capitán Marvel, no era un superhéroe. No. Era un hombre, aunque todos quisiesen ver en él otra cosa, aunque el fingía las 24 horas del día. 

 

En palabras de Marion Keisker, la simpática secretaria que atendía la oficina de Sun Records, donde Elvis se dio a conocer al país, aquel chico “tenía toda la complejidad de la gente sencilla”. Así de simple. Así de complejo. Así de indescifrable. Por eso, tal vez, notabas a Elvis como tuyo, al tiempo que te llevaba a esa dimensión donde solo unos pocos son capaces de transportarte y donde sientes que todo es sencillo y transcendental a la vez.

Siempre he creído que uno de los aspectos más fascinantes de la música es su sentido comunitario, su misterioso poder de atracción entre las personas. Cuando la compartes, descubriendo a alguien una canción o un disco por el que sientes una devoción especial y ves que esa persona sintoniza contigo, comprende lo que tú sientes al escuchar obsesivamente esos acordes y al perderte como en un laberinto en esos versos, es, entonces, cuando se transforma en algo inexplicable. Es, entonces, cuando la música puede construir puentes invisibles o lanzaderas imposibles. Puede ser algo único, extraordinario. Por eso, en mi caso, cuando alguien sintoniza con la música del último Elvis Presley, el chiste malo del rock, el hombre que hay detrás de la leyenda, siento que el misterio de la música es más grande que todo el significado del mundo. Porque ese Elvis Presley es el corazón elevándose hacia el cielo, aunque sus pies sean de barro. Porque ese Elvis Presley me inspira más verdad, más certeza, más revelación que la voz silenciosa y absurda de Dios. 

 

Ufff perdón quería decir «hecho con corazon»

Publicado por: JAIME | 04/12/2013 19:24:08

Gran articulo Fernando, echo con corazón y erudición a partes iguales. Aunque imposible contentar a todos. Difiero un poco en los lugares comunes ya mencionados por algún otro lector. Y echo a faltar un poco más de profundidad en un dato que aunque obvio creo que no se ha explotado suficientemente quizás porque la parte mas morbosa es mas atractiva. Me refiero y como bien dices a la capacidad de Elvis en los 70s de maridar las grandes músicas de raíz norteamericanas el Soul, el Country, el Blues y el hibrido rock&roll al nivel que lo hizo en su producción discográfica y sus conciertos en esa década. Pocos artistas han sido capaces de hacerlo y rayar a ese nivel en esa mezcla. Ese es un tema en el que profundizar aun mas. Obviamente es mi opinión subjetiva. Pero es que de lo otro ya se ha hablado mas que de sobra. En cualquier caso gracias y enhorabuena por tu articulo.

Publicado por: JAIME | 04/12/2013 19:19:06

Me encanta ver los videos de Elvis, cómo movía las caderas!! Una lástima que sea demasiado joven para poder haberle visto en directo, un hombre sexy donde los haya.

Publicado por: Dulce | 04/12/2013 12:56:27

Joder, vaya artículoCertero, preciso y poñético a la vez. Y auque me encante toda la parafernalia que rodeaba a ese Elvis gigante con capa, conecto totalmente con lo que dices acerca de la verdadera naturaleza de El Hombre.

Publicado por: Wayen Gro | 04/12/2013 12:20:49

A pesar de que se le trate como una especie de personaje venido a menos en los setenta, lo vierto es que hoy en dia yo he comprobado como chavales de apenas 20 años se quedaban «alucinados» (y no por el aspecto) con Elvis… cuando menos es para pensar y meditar

http://goo.gl/8mUSjw

Publicado por: laformula | 04/12/2013 9:43:26

No hay que perder de vista que, en los setenta, Elvis contaba con una de las mejores bandas de rock del mundo, capitaneada por el gran James Burton.

Publicado por: Guillermo | 04/12/2013 0:17:51

Todas las épocas de Elvis han tenido su esplendor. Hubiera habido que estar en Estados Unidos colgado a una pantalla aquel Domingo 9 de Septiembre 1956 cuando sobre las 20:30 (con Charles Laughton de presentador en The Ed Sullivan Show, (Elvis cantaba desde un estudio en Los Angeles)) cantó Ready Teddy y toda la prensa lo tildó de satánico o peligro para la pacata moral americana. Aún así me quedo con la época que nos cuenta Fernando. Nunca he vuelto a ver (excepto en Frank Sinatra) un cantante con un trato tan sencillo, fácil y auténtico con su audiencia. A la mínima que veo una pose ridícula, extravagante, pedante en un cantante me acuerdo de Elvis y me dan ganas de llorar por lo que le echo de menos. Tuvo una crisis al final, con un poco de suerte la hubiera superado y hoy estaría con nosotros en sus 78 años.

Publicado por: alex | 03/12/2013 23:49:07

Desde el título hasta el final este es un gran articulo, escrito desde la emoción y que emociona. A algún fundamentalista elvisiano le ha parecido irreverente, a algún otro modernín le ha resultado exagerado y no ha faltado la tonta-de-turno que ha aprovechado para cagar su gratuito exabrupto denigratorio. Pero a mí también me gusta este Elvis más que el otro, y este artículo, tan bien escrito, me ha emocionado como me emocionó ver Elvis Aloha… en TVE desde la barra de un bar cuando tenía 14 años.

Publicado por: Telegram Sam | 03/12/2013 22:16:22

pues Fernando no eres el uncio que piensa asi, Nick Cave siempre ha dicho que el mejor Elvis es el elvis de las lentejuelas y Las Vegas, el que cantaba oscuras baladas, yo estoy de acuerdo con Nick…y de caricatura nada, todo un genio hasta el final

Publicado por: carlos | 03/12/2013 21:28:20

Bravo Fernando por este artículo, en aquella época hubo un montón de músicos que tenían alma y sentían la música que interpretaban, James Brown, Wilson Picket, Creedende Clearwater Revival, Simon & Garfunkel, etc, Elvis era único en su estilo, solo hay que ver algunos vídeos de aquella época para comprobar la entrega y pasión que ponian al interpretar su música. Eran otros tiempos. Saludos… Félix.

Publicado por: Félix Francés | 03/12/2013 20:46:34

Como dijo el gran John Lennon. antes de ELVIS no exista nada! ELVIS el mas grande lejos!

Publicado por: Mariano | 03/12/2013 20:04:07

Hola a tod@s.

Tan solo decir que el articulo me ha puesto la piel de gallina, al imaginarte escuchando a ese Elvis y conectando en esa sensación  de poder tocar a Dios!!, Y justo después de eso, recordar  todas las veces que habré escuchado a Elvis, ese Elvis del articulo y cuantas veces había  llorado de felicidad, de pasión, por creer estar una milésima mas cerca del abismo que me separa de poder entender lo que Elvis nos quería dar a todos, de sentir como el sentía cuando interpretaba todas esas canciones.

Keep on!!

Publicado por: Chema | 03/12/2013 20:00:51

Elvis e una figura trascendental en el mundo de la música, estuvo en el lugar adecuado y en el lugar adecuado, cuando el rock daba sus primeros pasos. sin su figura , hubiera sido mas difícil que los afroamericanos como Little Richard , chuck Berry y demás hubieran tenido el éxito que tuvieron. dio un empujon para que el rock tirara para adelante. por eso es tan importante y por muchas otras cosas. es cierto que prefiero la primera época, y que su incursión en el cine no le hizo mucho bien, pero en fin, una de las figuras mas importantes de la historia de la música, ídolo de bob dylan, John lennon….para que seguir

Publicado por: roberto nb | 03/12/2013 19:25:34

Algunos hemos (re)descubierto a Elvis en la edad adulta, hasta entonces, es verdad, parecía una figura un tanto friki. La cuestión es que una vez que te fijas en su voz te atrapa y ya no te importa Graceland, su exceso de colesteriol y drogas o sus modelitos excesivos. Esa voz de extraordinaria calidad te hace volar.

Publicado por: Agnes | 03/12/2013 19:18:40

A los presleyrianos enfadados con este artículo:

Creo que el texto tiene dos o tres frases muy muy poco acertadas y delicadas. Pero el mensaje general es positivo, y yo diría que comparto mucho de lo que el autor dice.

Aunque nos disguste, negar que el Elvis de los 70 es, para algunos, una especia de «chiste», una blanco fácil con el que atacar a los presleyrianos, es negar una realidad que está ahí. Bien es cierto que nadie tiene huevos de meterse con el Elvis de 22 años, guapo y triunfador, como nadie se mete con el chico guapo y fuerte del instituto. Meterse con el débil… es siempre más fácil. Maravillas de la condición humana, supongo.

Pero el autor defiende a ese Elvis, un fracaso en lo humano (lo siento, pero 100% de acuerdo en esta afirmación), pero como artista, intachabale. La música del Elvis de los 70 es el aullido existencial de una persona que sufría mucho. Sufría porque tenía problemas, enfermedades, debilidades y porque era un HOMBRE (y va en mayúsculas adrede) sensible.

Gran artículo. Muy emocionante. Aunque insisto, no me gusta la manera en la que se manejan ciertos tópicos o expresiones.

Publicado por: Dani | 03/12/2013 16:08:31

Estimado Fernando,

Te felicito por tu originalidad. en 22 años que llevo estudiando a fondo la figura de esa «caricatura de sí mismo, ese icono de la caducidad y la decadencia del rock» como tu le llamas nunca he leído un artículo tan lleno de tópicos insignificantes y repetidos hasta la saciedad : caricatura de sí mismo, decadencia, drogas, armas, hamburguesas, fracaso humano ( ojalá hoy hubiera más fracasos humanos así  ) ¿»Desfasado por toda una generación de músicos «? mientras el mundo iba hacia la protesta,la psicodelia y derivados Elvis no se dejó arrastrar por modas, hizo lo que quiso y como siempre ganó. Por eso sigue siendo el Rey. Ese «hombre perdido y atormentado » del que hablas tomaba muchas pastillas porque estaba muy enfermo ( te puedes informar ) y a pesar de eso jamás defraudó a sus fans. Esos fans que después de 36 años le queremos tanto que somos capaces de cruzar el mundo para visitar su casa y su tumba ( en 2012 fuimos 75.000.000 personas ). En cuanto al comentario de Araceli,  entiendo lo que es la libertad de expresión pero me parece que es una acusación muy grave que no puede soltarse así a la ligera. No, Elvis no era ningun pederasta. Y no voy a perder el tiempo en explicar lo que era, lo que hizo y lo que es el mundo hoy gracias a él. Personalmente me he sentido ofendida y dolida por este artículo, espero que algún día -en España -pueda leer algo sobre Elvis que se centre en su música y en el que se le trate como lo que es, El Rey. Gracias. Sara Vicente C. Elvistóloga.

Publicado por: Sara Vicente C | 03/12/2013 15:48:08

Querida Araceli: afirmar que Elvis abusaba de chicas menores de edad no sólo demuestra tu enorme desconocimiento de la biografía del Rey, además es abusivo ya que Él no puede defenderse de semejante ataque injustificado y basado en la ignorancia. Menos mal que quienes hemos estudiado su figura, su trascendencia y la historia del Rock siempre estamos al quite ante comenotarios tan tendenciosos, gratuitos y apartados de la verdad.

Publicado por: mariola | 03/12/2013 15:35:54

Magnífico artículo con el que estoy totalmente de acuerdo. El Elvis del 76 o 77 trascendía…Yes, Sir!!! http://www.youtube.com/watch?v=uWqax9iHfRU

Publicado por: Gabriel Vidagany | 03/12/2013 14:36:04

GRAN ARTICULO FERNANDO NAVARRO … !!!

Publicado por: FEVER  | 03/12/2013 14:04:15

Y ahora nos ha tocado una mierda de época con esa música tan cutre electrónica, que estamos hasta los cojones de ella. Cuando ni siquiera saben reconocer la grandeza de Elvis y se ríen como si fuera una broma y se ponen serios hablando de música electrónico. Qué asco. La música muró efectivamente rocelta.

Publicado por: alex | 03/12/2013 14:03:53

Elvis musica trascendental? Jolines como ha cambiado el cuento. Muy mal tienen que estar las cosas para que esa musica sea trascendental. Divertida, buena (unas mejor que otras), entranable,  esencial, vale, pero…trascendente? Mi madre…

Publicado por: M.A. | 03/12/2013 13:08:49

Y tampoco comparto lo de caducidad y decadencia. Elvis en los 70 sobre todo al principio era una de las celebridades que más salía en prensa, estaba de moda. Es normal que un cantante al cumplir años no este de moda para los mas jóvenes adolescentes.Creo que Elvis nunca declino, el personalmente si declino; si hubiera podido mentalmente soportarlo hubiera estado al pie del cañon, y asi la música nunca hubiera muerto en 1977.

Publicado por: rocelta | 03/12/2013 12:50:32

Una cosa que no has dicho, es la falta que tuvo en su vida  de su hermano gemelo. Es algo que siempre tuvo en mente y que muchas veces comentaba.

Publicado por: rocelta | 03/12/2013 12:42:01

Entre tanto comentario hagiográfico sobre Elvis Presley, no hay que olvidar que su lado oscuro no se limitaba a las pastillas. Había otra cosa que le unía con Michael Jackson: su atracción por los menores de edad, de genero masculino en un caso, femenino en el otro.

Publicado por: araceli | 03/12/2013 12:40:53

Cuando un artista es descollante, puede ser criticado por quienes no toleran su genialidad. Pasa en todas partes y hasta en la gente común. .Si se es mediocre, se logra a veces mayor aceptación. Elvis fue, es, un grande. Excelente artículo.-